La Gratitud como un hábito. ¿Cómo implementarla en mi familia?

Como padres o educadores, seguramente más de una vez hemos dicho a nuestros niños, niñas, incluso adolescentes: “usa las palabras mágicas”; sobre todo “por favor” y “gracias”. Esta última en especial, tiene un importante significado, ya que socialmente es una muestra de buenos modales, educación, comunicación, entre otros aspectos, pero, ¿qué implica que nuestros niños realmente aprendan a ser agradecidos?, ¿es la Gratitud más que aprender a decir “gracias”? 

Aquí te cuento que la Gratitud va más allá de ser un valor que deseamos transmitir y practicar; usualmente en estas fechas, cuando se acerca el fin de año, en muchas culturas y familias, se tiene la tradición de “Dar Gracias”, incluso acompañada de algunos rituales o festejos que implican hacer un recuento y reflexión sobre aquellas cosas o circunstancias sobre las que podemos sentir agradecimiento, lo cuál es una buena práctica que favorece más valores y vínculos familiares, sin embargo, podemos llevar la Gratitud a otro nivel, visualizandola como una actitud y sobre todo, como un hábito. 

Un hábito es una acción que llevamos a cabo de manera repetida, sistemática y sobre la cuál tenemos práctica, influyendo de manera directa en nuestro estilo de vida. Por ejemplo, buenos hábitos pueden ser la lectura, comer alimentos saludables, dormir temprano, beber agua, practicar actividad física; también existen hábitos negativos o nocivos para nuestro bienestar, por ejemplo, no dormir lo suficiente, pasar mucho tiempo frente a la televisión, comer comida con poco aporte nutritivo, etc. 

Construir un hábito toma tiempo y requiere oportunidades para llevar a la práctica, además de hacer esas acciones conscientes. 

La Gratitud como un hábito, tiene grandes beneficios en el bienestar emocional:

  • Nos permite ver las circunstancias desde diferentes perspectivas 
  • Favorece la construcción de una autoestima sana 
  • Promueve mejores vínculos 
  • Nos ayuda a valorar lo que tenemos 
  • Ayuda a la construcción de resiliencia ante situaciones complejas 
  • Permite que podamos enfocarnos en aquellas cosas en las que podemos influir para cambiar y mejorar 

¿Cómo convertir la Gratitud en un hábito? 

Quizá suena más complejo de lo que es, pero en realidad, la forma más sencilla de promover un hábito, es poner atención en las acciones más sencillas y simples del día a día, por lo que te comparto dos maneras muy concretas para convertir la Gratitud en un hábito dentro de tu familia. 

  1. Poner atención en el presente

¿Saboreaste tu comida hoy?, ¿Sentiste los latidos de tu corazón?, ¿Observaste el cielo?, ¿Pusiste atención a la música que escuchaste? 

Parecen cosas simples, sin embargo, son más significativas de lo que pensamos, porque implican el uso de nuestros sentidos, que podamos “estar”, poner atención a nuestro alrededor, sentir, disfrutar. La Gratitud se asoma cuando aprendemos a estar presentes en las cosas que experimentamos en el día a día, porque descubrirnos que el valor de las cosas radica en el significado que le damos, aprendemos a observar y a vivir de forma plena momentos y acciones tan sencillas como comer, dar un abrazo, tomar un baño, reír con nuestros hijos, bailar, mirar el cielo, sentir texturas, etc. Estar en el presente, nos da la oportunidad de sentir Gratitud por el simple hecho de vivir este momento. 

  1. No dar nada por hecho 

La dinámica que llevamos todos los días, muchas veces nos aleja de la oportunidad de reflexionar sobre lo que ocurre a nuestro alrededor y donde generalmente se esconden grandes aprendizajes de vida. Te has preguntado, ¿qué tuvo que pasar para que ese plato de comida esté frente a ti?, ¿cuántas personas estuvieron involucradas en que puedas tener un sillón cómodo, tu abrigo favorito o los servicios que hacen tu vida más sencilla?, pues justamente en esos detalles se esconde la Gratitud. 

Es un gran ejercicio a practicar con los niños y niñas el reflexionar sobre lo que yo llamo “cadenas de gratitud”, además de darles la oportunidad de aprender sobre otras cosas, por ejemplo, investigar cómo se cultivan las fresas, cómo se fabrican unos tenis, cómo se empacan los juguetes, etc.; la Gratitud nos ayuda a valorar a las personas y sus tareas específicas que hicieron que llegaran a nosotros nuestros objetos más preciados o necesarios. 

Te invito a poner en práctica estos dos sencillos pasos, estoy segura de que te darán la oportunidad de implementar la Gratitud como un hábito y como una vía para generar bienestar emocional en tu familia, recuerda que nuestros niños y adolescentes, aprenden de lo que ven en nosotros como adultos, por lo que la práctica de la Gratitud y cualquier otro valor, se da de manera efectiva cuando como educadores somos los primeros en llevarlo a cabo, somos su modelo. 

“Estás demasiado preocupado por lo que ya sucedió y por lo que sucederá, sin embargo ayer es historia, mañana es un misterio, pero el hoy es un regalo. Por eso se llama presente” 

-Maestro Ooway. Kung Fu Panda. 

Por Elisabet Carpio

DIrectora Global Schooling